Bogotá, septiembre de 2023

Es clave para Bogotá fortalecer la integración socioeconómica de los cerca de 107.398 Jóvenes con Potencial que residen en la ciudad y aprovechar el bono demográfico de los flujos mixtos migratorios provenientes de Venezuela.

Desde la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR) se afirma “la migración es beneficiosa para todos si se gestiona correctamente…Los migrantes colman las lagunas existentes en el mercado laboral y en la disponibilidad de conocimientos, de forma que refuerzan la competitividad y el crecimiento (…) La migración puede propiciar un aumento de la tasa de crecimiento del PIB en los países de destino, el incremento de los salarios de los migrantes, y la expansión de los beneficios indirectos de las remesas para los países de origen”1.

En este sentido, la inclusión al mercado laboral formal de esta población es un reto que el siguiente gobierno de la ciudad no puede pasar por alto, si la reducción de la pobreza y la desigualdad realmente son sus prioridades.

El acceso a un empleo formal está asociado al aumento de los ingresos y su estabilización en el tiempo. Incluso para empleos cuya remuneración es el salario mínimo, si se tiene en cuenta que el 60% de las personas que se dedican al rebusque gana menos de 1 SMMLV y que está determinada por su comportamiento diario, no determinado por un contrato que establece el valor y la periodicidad del pago. Un ingreso mayor y más estable les permite a las personas consumir más y/o ahorrar, lo que contribuye a una expansión de la economía local.

Además, si se suma el acceso a los beneficios del Sistema de Seguridad Social y Salud en el Trabajo, que le permite disfrutar de incapacidades pagas y accesos a los servicios de las Cajas de Compensación, se establecen unas condiciones mínimas de bienestar para que los Jóvenes con Potencial puedan transformar sus proyectos de vida.

Sin embargo, la empleabilidad de estos Jóvenes Migrantes con Potencial es un desafío. Como lo menciona GOYN Bogotá en su informe, existen barreras para el acceso y permanencia al mercado laboral que están fuertemente asociadas a prejuicios, discriminación y otras injusticias estructurales, que se exacerban en la medida en que se manifiestan mayores interseccionalidades2.

El nuevo Gobierno Distrital deberá hacer frente, a través de sus instrumentos de política pública, a las evidentes barreras de acceso y permanencia al mercado laboral formal de los Jóvenes Migrantes con Potencial relacionadas con la ciudadanía y documentación, la calidad de educación y el nivel educativo, la seguridad del entorno, la composición de su familia, el nivel de ingresos, la pertinencia étnica y el acceso a las tecnologías, entre otras.

Sin embargo, los proveedores de trabajo – las empresas – también se enfrentan ante algunos desafíos y barreras para ser más incluyentes en el reclutamiento de Jóvenes Migrantes con Potencial. Y a pesar de que desde hace varias décadas se habla sobre RSE, ESG, DEI y otras tantas siglas de la jerga de la sostenibilidad empresarial, cuando se hace referencia a la inclusión laboral de personas de difícil empleabilidad, son solo algunas empresas que pueden respaldar con acciones sus declaraciones de sostenibilidad.

Lo cierto es que la inclusión cuesta, pues implica transformaciones en el software y en el hardware de las compañías que además necesitan personas, tiempo, financiación, etc. Este es un llamado a que el nuevo Gobierno Distrital subsidie las inversiones que las empresas tienen que hacer para ser más inclusivas, con el propósito de que contraten más Jóvenes Migrantes con Potencial. Porque, de hecho, las inversiones en ambientes laborales más inclusivos, al igual que es la construcción de una nueva planta de producción, resultan en eficiencia que impactan directamente el core del negocio, pues están directamente relacionadas con mayor efectividad de los procesos de reclutamiento y mayores tasas de retención laboral.

Según Great Place to Work, los ambientes laborales inclusivos y diversos aumentan la retención laboral 5.4 veces3. Mientras que la pérdida de un trabajador puede equivaler a un valor entre el 30% al 213% del salario anual del trabajador, dependiendo de su antigüedad y nivel en la organización, de acuerdo con Sodexo4. Mientras que un proceso de reclutamiento puede costar entre 400.000 y 3.000.000 por vacante.

Sin embargo, la actualización del software de las empresas de la ciudad en torno a la rentabilidad de invertir en inclusión aún no ha terminado de cargar. Así, el trabajo de organizaciones como GOYN Bogotá, en evidenciar con datos las brechas en la inclusión laboral de los Jóvenes con Potencial, y de Cuso International, en derribar las barreras de acceso y permanencia al trabajo formal de personas migrantes, refugiadas y de comunidades de acogida y de las empresas con necesidades de mano de obra, es fundamental.

Desde 2015, Cuso International ha contribuido a que 22 empresas en Bogotá y cerca de 2.000 Jóvenes Migrantes con Potencial hayan accedido a un trabajo formal. Para esto ha desarrollado dos estrategias; la primera, dirigida al desarrollo y fortalecimiento de las capacidades organizacionales para la creación de ambientes laborales incluyentes llamada la “Ruta Inclusiva”, que le permite a las empresas y sus equipos de RR.HH desarrollar e implementar instrumentos para avanzar en la diversidad, equidad e inclusión en su personal. La segunda, dirigida a incrementar las habilidades blandas y técnicas de los Jóvenes con Potencial para participar efectivamente en procesos de reclutamiento.

Se extiende este mensaje a la nueva Administración Distrital, la cual tendrá por delante el reto de incluir al mercado laboral a los Jóvenes Migrantes con Potencial, a quienes recomendamos articularse con el vibrante ecosistema del empleo inclusivo que ya existe en la ciudad de Bogotá.